TVT | Redacción digital
Uruguay celebra este lunes los 100 años del nacimiento de Mario Benedetti, uno de los máximos exponentes de su literatura y best-seller que ayudó a labrar una identidad nacional fuera de fronteras.
Con un centenar de obras publicadas, entre poemas, novelas, cuentos y ensayos, el escritor fallecido en 2009, a los 88 años de edad, fue poseedor de la pluma charrúa más prolífica y una de las más reconocidas en el exterior: ha vendido millones de ejemplares en casi 30 idiomas.
“Es el autor uruguayo más popular y conocido internacionalmente”, dice a AFP Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación Benedetti, creada por decisión del propio escritor en su testamento para preservar su obra, apoyar la literatura y fomentar los derechos humanos.
La institución aprovechará el centenario para homenajear más que nunca al autor que, aunque nació un 14 de septiembre en Paso de los Toros, en el norteño departamento de Tacuarembó, se convirtió en un persistente retratador del ser montevideano.
La ciudad que oficia de escenario para gran parte de sus historias hospeda este mes múltiples actividades en su honor, incluido el lanzamiento del circuito “Mirada Benedetti” para recorrer la capital uruguaya siguiendo sus pasos literarios y biográficos.
Pero las celebraciones irán mucho más allá de Montevideo, cuyas fronteras el autor traspasó para captar una singularidad uruguaya que a su vez envuelve una representación universal.
Retratador del ser humano
Aunque en muchas de sus novelas Benedetti perfila la clase media uruguaya, en particular a los burócratas, alimentando el retrato de una idiosincrasia nacional gris y rutinaria, su aceptación masiva radica en la exploración de la naturaleza humana.
“A un georgiano le importa poco lo que es un montevideano”, alega Campanella al mencionar que la fundación que preside ha recibido pedidos de derechos para traducir al autor o teatralizar sus obras desde países tan lejanos como Finlandia, Corea, Siria o Georgia.
“Si bien es cierto que los personajes y ambientes de su obra son en su mayoría montevideanos, lo que hacen y sienten son comprendidos por cualquier otro ser humano”, agrega.
La licenciada en Filosofía y Letras remarca que una de las principales razones “de que sea leído y admirado por gente tan diversa” tiene que ver con su necesidad de comunicarse con el lector. “Su objetivo no solo fue hacer literatura para él, sino sobre todo para los demás, y por tanto buscó los mejores instrumentos literarios para que los otros lo pudieran captar y comprender”, opina.
De hecho su verso y su prosa simples, alejadas del a veces más elogiado lenguaje críptico, son parte de su sello literario.
“Sobre hermetismo y claridad Benedetti había razonado y entendía que, frente al prestigio de lo oscuro, se podía crear una poesía que dejara solo las oscuridades que la experiencia poética exigía o no conseguía iluminar”, dice a AFP el docente y doctorado en Letras Oscar Brando.
Actor político
Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno, así bautizado, nunca ocultó su compromiso político.
Fue dirigente del Movimiento 26 de Marzo, que fundó en 1971 junto con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, del expresidente José Mujica. También fue representante en la Mesa Ejecutiva de la coalición de izquierda Frente Amplio.
Según Brando, “ver el futuro a partir de la revolución cubana permitió una flexión en su obra”.
“Pero así como defendió al hombre de acción en los momentos de emergencia de los años 60, también defendió el estatuto artístico frente al vendaval de la literatura política”, señala.
En momentos en que todo apuntaba a la denuncia y al régimen testimonial, él “optó por escribir en verso una novela que ficcionaba la vida de un hombre que, a lo largo de un día, se convertía en guerrillero: ‘El cumpleaños de Juan Ángel’ (1971)”.
Exiliado durante la dictadura uruguaya (1973-1985), Benedetti residió en Argentina, Perú, Cuba y España. Regresó a Uruguay con la restauración democrática y desde entonces residió alternativamente en Madrid y Montevideo hasta la muerte de su esposa, Luz López Alegre, con quien se casó en 1946.
En abril de 2006, se instaló definitivamente en la capital uruguaya, donde terminaría sus días.
Entre sus obras más populares se cuentan “Poemas de la oficina” (1956), “Montevideanos” (1959), “Gracias por el fuego” (1965), “Primavera con una esquina rota” (1982), “La borra del café” (1992) o “Andamios” (1996).
“La Tregua” (1960), una de sus novelas más emblemáticas, fue llevada al cine en 1974, dirigida por el argentino Sergio Renán, y se convirtió en la primera cinta sudamericana en ser nominada a un Óscar a la mejor película extranjera.
“Biografía para encontrarme”, el libro de 62 poesías en el que el autor trabajaba cuando murió, se editó en 2010.
Este centenario dará luz a obras de teatro, un documental, una gala del Ballet Nacional uruguayo que interpretará “La Tregua”, un coro virtual internacional que cantará el poema “Te quiero” musicalizado décadas atrás por el argentino Alberto Favero y varias reediciones, incluida una antología poética seleccionada por el cantor catalán Joan Manuel Serrat.
“El interés por sus obras es manifiesto y está muy vivo”, concluye Campanella.
La Jornada