El golpe con el casco que Myles Garrett le propinó a Mason Rudolph en el Steelers-Browns provocó el castigo más grande que la NFL ha designado por una acción sucedida dentro del campo.
Una suspensión por tiempo indefinido, fue lo que la administración de la Liga le dio a la defensiva de Cleveland, quien no dudó en acusar al quarterback de los Steelers de provocarlo con palabras racistas, por lo que decidió apelar la sanción.
La NFL dio a conocer que la apelación de Garrett no procedió y no podrá tener actividad o cobrar su sueldo durante lo que resta de la campaña. Al término de la misma, podrá reunirse con el comisionado Roger Goodell para discutir su futuro, aunque se especula que sólo se definirá la cantidad de juegos que se perderá de la temporada 2020.
Fuente: El Universal