En una breve ceremonia en Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador rendirá hoy su primer Informe de Gobierno.
Con el sello que ponderó durante su campaña electoral, la austeridad republicana, informará el estado que guarda la Nación.
El conjunto de rituales que rodeaban y nutrían el informe quedaron atrás.
La tradición de que el Presidente de la República asistiera al Congreso de la Unión a rendir su informe se rompió en el último año de gestión del expresidente Vicente Fox.
El 1 de septiembre de 2006, legisladores del PRD impidieron que Fox hablara en la tribuna de San Lázaro. Era la época postelectoral y había un descontento de una parte de la clase política, debido al triunfo “cuestionable” de Felipe Calderón.
El expresidente Fox sólo pudo llegar al vestíbulo de la Cámara de Diputados. Leyó un breve discurso sobre la entrega y, ante la cerrazón de la oposición, se retiró del sitio. A partir de ese momento ningún otro mandatario leyó su informe en el Congreso.
El primer año de informe de gobierno, Felipe Calderón se le negó la tribuna de la Cámara de Diputados. Era la época de más efervescencia, por lo que el perredismo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, llamó el fraude electoral.
Enrique Peña Nieto siguió la tradición de su antecesor Calderón, de hacer un acto alterno a la entrega del informe de gobierno en la Cámara de Diputados.
Los eventos fueron en Los Pinos, Palacio Nacional y el Auditorio Nacional.
Para el actual Presidente, el 1 de septiembre será un día común en su trabajo cotidiano, pues hará una ceremonia en Palacio Nacional y luego viajará a Hermosillo para hacer el siguiente día la reunión de seguridad nacional y la conferencia mañanera.
Instruirá a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que entregue en la tarde, luego de su evento en Palacio Nacional, el informe de gobierno al Congreso.
Fuente: El Heraldo de México