TVT | Redacción
Durante la conferencia de prensa que cada domingo ofrece el Obispado de Tabasco, el vocero de la Diócesis local, Denis Ochoa Vidal, habló de la Fiesta de la Candelaria que el catolicismo acostumbra a celebrar cada 2 de febrero.
Ochoa Vidal, explicó que esta festividad nació cuando la Virgen María y José, padres del niño Jesús, lo llevaron a presentar al templo:
“Se le conoce a esta fiesta como la ‘Fiesta de la Candelaria’ porque el anciano Simeón dice que ese niño (Jesús) es luz para las naciones y la fiesta dice: de la candelaria, de las candelas, de la luz.
“Este mundo nuestro está muy sumergido en las tinieblas, muchas dudas y mucha confusión de inquietudes.
“También tenemos las tinieblas del pecado, de la corrupción, de las amenazas, de la guerra, de ahora esa terrible enfermedad que es una verdadera amenaza para la humanidad y hoy, celebrando esta fiesta, pues la iglesia proclama a Jesucristo, que es el que da sentido a nuestra vida, que él es la luz para toda obscuridad”, fue la reflexión del vocero de la Diócesis de Tabasco en este día especial del catolicismo.
Cabe señalar que la “Fiesta de La Candelaria” se celebra, según el calendario o santoral católico, el 2 de febrero, en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento.
En México, el “Día de la Candelaria” se acostumbra que, quien obtuvo el niño oculto (muñequito de plástico) en la rosca de reyes, haga una fiesta (tradicionalmente basada en tamales, atole o chocolate, productos de maíz y cacao).
Esta tradición tiene raíces prehispánicas; en muchos pueblos los habitantes llevan a la iglesia mazorcas para que sean bendecidas a fin de sembrar sus granos en el ciclo agrícola que inicia, pues el 2 de febrero coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca, cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, según fray Bernardino de Sahagún.
En el centro de México se acostumbra vestir al niño Dios del nacimiento navideño y llevarlo a oír misa, después de lo cual, es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año.