Decenas de miles de argentinos marcharon hacia la sede del Gobierno el jueves para pedir mejores salarios y un aumento de los subsidios a la pobreza, en medio de una crisis financiera que amenaza la gobernabilidad del presidente Mauricio Macri.
Con una pobreza y un desempleo crecientes y una recesión que no cede, el desplome que sufrió el peso local esta semana ya empezó a alimentar una inflación que superaba el 55% anual hasta hace unos días y amenaza con empeorar aún más los indicadores sociales del país.
Banderas de organizaciones de desocupados y de partidos de izquierda, sumadas al retumbar de tambores que marcaban el paso, daban color a una multitudinaria protesta que se concentró en la Plaza de Mayo, donde también se sumaron manifestantes espontáneos.
Las primarias del domingo pasado tuvieron un valor simbólico porque los partidos políticos ya habían elegido previamente a sus candidatos a la presidencia, pero cumplieron la función de un amplio sondeo de lo que podría suceder en las elecciones presidenciales de octubre.
Como el Frente de Todos, de Alberto Fernández, consiguió el domingo el 47.7% de los votos, contra el 32.1% de Juntos por el Cambio, la coalición de Macri que es la preferida por los inversores, los activos de Argentina se derrumbaron el lunes.
El peso subió un 4.9% el jueves gracias a la tranquilidad que Macri y Fernández transmitieron el miércoles a los mercados con un diálogo que mantuvieron para limar asperezas, luego de tres jornadas de una fuerte caída.
Fuente: La Jornada