TVT | Redacción
El “Miércoles de Ceniza”, es el día que marca el inicio de la Cuaresma en la Iglesia Católica y es el tiempo de preparación a la Pascua, es decir los 40 días que preceden a la Semana Santa.
Esta fecha recuerda a todos los cristianos que esta vida es tan sólo una preparación para lo que se ha prometido más allá o lo que llaman vida eterna.
En este tiempo la feligresía católica se reconoce como pequeños pecadores y con la necesidad del perdón de Dios, sabiendo que del polvo se ha venido y que al polvo se ha de volver y que este día, “Miércoles de Ceniza”, es un llamado de Dios a la Conversión.
Los sacerdotes en todas las eucaristías explican de donde se obtiene las cenizas, las cuales provienen de la quema de las palmas que se bendijeron el anterior “Domingo de Ramos”.
Algunas familias tienen la tradición de guardar los ramos del año pasado y llevarlos a la parroquia, días antes de esta celebración.
En explicación de quienes siguen esta tradición, “las cenizas nos recuerdan que somos mortales, que fuimos creados del polvo y a él volveremos, por lo cual, debemos aspirar a vivir la resurrección del Señor Jesucristo, como un signo de victoria sobre el mal, el cual no tendría mejor señal para nosotros que la cruz de Cristo”.
La costumbre de imponer las cenizas se practica en la Iglesia desde sus orígenes. En la tradición judía, el símbolo de rociarse la cabeza con cenizas manifestaba el arrepentimiento y la voluntad de convertirse.
También es importante recordar que no hace falta ser católico para que te impongan la ceniza, ya que es un día de acogida para todos. Sea creyente o no, pueden acercarse a recibirlas.
La bendición e imposición de las cenizas tiene lugar en la misa, después de la homilía. En circunstancias especiales, por ejemplo, cuando no hay sacerdote, se puede hacer sin misa, pero siempre dentro de una “Celebración de la Palabra”.
Las cenizas son impuestas en la frente del fiel, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice cualquiera de las dos frases Bíblicas siguientes: “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás” o “Conviértete y cree en el Evangelio”.
Cabe recordar que con la imposición de las cenizas no se le perdonan los pecados, sólo en el Sacramento de la reconciliación el sacerdote puede perdonar pecados en nombre del Señor.